miércoles, 23 de julio de 2008

Un hombre,...una vida

Mateo Levit ( I )

Samuel sufrió mucho cuando Mateo le comunicó que quería ser arquitecto, que el campo no era para él. El padre lo había notado cuando estaban construyendo la casa, el joven era el primero en ponerse a trabajar, estaba al tanto de presupuestos, materiales y todo lo necesario para la construcción.
Así y todo, le abrió una cuenta en la Caja de Ahorro Postal, donde le depositaba dinero para que pudiera pagar el alquiler de un departamento en la gran ciudad, y, pudiera costearse los estudios universitarios en la UBA.
La familia, en 1950, pudo comprar el departamento gracias a los créditos que otorgaba el Banco Hipotecario.
Mateo estaba por recibirse, empezó a trabajar en un estudio de arquitectura. Y, la joven Judit se fue a vivir con él, para seguir su carrera de médica.
Fue ayudante de cátedra de Diseño, tarea, que le gustaba por el ida y vuelta que tenía el estar entre los alumnos.
Logró asociarse, ya recibido, con una arquitecta con la que tuvo un fuerte romance.
A Sara le gustaba esa chica, pues tenía los mismos principios religiosos que la familia.
Mateo, viaja a Alemania, Suiza, Túnez por trabajo. Visitó a sus abuelos en París.
Tenía 35 años cuando regresó a Bs. As., fue invitado como panelista en un Congreso de Arquitectura Aérea, que se daba en la Facultad de Arquitectura de la UBA. Allí conoce a, Zulma Rizzo, una joven estudiante de tan sólo 20 años.
Los dos quedaron impactados. Pero, pronto se transformó en un amor prohibido.

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